sábado, septiembre 24, 2005

Gracias, Señor, por la vida del Hermano Roger (Oración 23 de Septiembre de 2005)

Lo que importa en nuestra vida es sabernos amados por Dios. En nuestra existencia, todo se desprende de esta amistad” (Fr. Roger)
Gracias Señor, por la vida del hno Roger. Amado por Dios, que no puede más que darnos su amor, ha transparentado ese amor en la tierra y hemos podido ser testigos de ello en la historia.

Con los años el corazón se ensancha, llega a ser más grande y capta mejor lo esencial que anima a cada persona que viene a confiarse” (Fr. Roger)
Gracias Señor, por el don de la escucha del hno Roger, que tanto bien ha hecho a las personas que se le han confiado a través de toda la tierra.

Cada día, incluso cada instante, Dios nos repite: ve, empieza y vuelve a empezar. No de cualquier manera, sino con la confianza del corazón” (Fr. Roger)
Gracias Señor, por la confianza que el hno Roger vivió en Dios y en el ser humano, que le mantuvo fiel al Evangelio durante toda su vida.

En nuestra vida común sólo es posible avanzar redescubriendo una y otra vez el milagro del amor en el perdón diario y en una mirada de paz dirigida a los que nos han sido confiados” (Fr. Roger)
Gracias, Señor por la comunidad de Taizé, signo para nosotros de que es posible vivir la comunión en el amor de Dios desde nuestra fragilidad humana. Y te pedimos que se mantenga fiel a ese amor.

Cuando una oración común deja entrever sobre la tierra la alegría del cielo, la gente acude de todas partes para descubrir aquello de lo que inconscientemente se estaba privado” (Fr. Roger)
Gracias por la permanencia en la oración del hno Roger y sus hermanos de comunidad a lo largo de los años y la acogida a toda persona sin excepción para compartir la oración común.

Mi vida se resume en un intento de comulgar con el sufrimiento y con la alegría de los hombres” (Fr. Roger)
Podemos descubrir, ante la vida del hno Roger, que una vida con Dios lleva siempre al compromiso con nuestros semejantes. Gracias, Señor.

Alabado sea el Dios vivo por la multitud de mujeres, hombres, jóvenes y niños que a lo largo de la tierra buscan, luchan y dan su vida para ser portadores de reconciliación” (Fr. Roger)
Gracias, Señor, porque te has servido del hno Roger para animar a tanta gente a construir la paz y ser fermento de reconciliación.